Las condiciones de los actos de habla en el discurso, relativos a contextos pragmáticos, son usualmente formuladas en términos de deseos, preferencias, conocimiento, creencias o evaluaciones de los hablantes y escuchantes (hearers). Estas condiciones son abstracciones de la situación comunicativa: como los hablantes y escuchantes van planeando, ejecutando, entendiendo, guardando en la memoria, aceptando y en general, cambiando su parecer respecto a los actos de habla, son tópicos que no son usualmente considerados o dejados a la psico- y sociolingüística. Sin embargo, los actos de habla requieren de un modelo que de cuenta de las maneras en que los usuarios individuales del lenguaje manejan los actos de habla en un contexto social (Van Dijk 1981).
En este sentido, la Psicología Social se presenta como un punto de partida adecuado para la comprensión de los actos de habla y del discurso, subsumidos en su contexto social, puesto que es un dominio híbrido que por una parte se enfrenta a problemas y fenómenos que parecen pertenecer a la Psicología Cognitiva, y por otra parte, tiene que ver con temas más bien sociológicos. Entre estos dos campos, nos encontramos con el terreno de la Psicología Social, pues a través de ella podemos ocuparnos de fenómenos y eventos como el entendimiento mutuo, la interacción comunicativa y las estrategias de persuasión, entre otros (Van Dijk 1981).
Sin embargo, el contexto socio psicológico de los actos de habla, no sólo tiene ciertos factores relevantes, sino su dinámica formal, o normas que los organizan. Esto es, existen principios sociales y cognitivos básicos, convenciones, leyes o tendencias. Necesitamos modelos cognitivos para la planificación, ejecución, entendimiento y memorización de los actos de habla, y sobre todo modelos socio-psicológicos que den cuenta de los muchos factores presentes en una exitosa y efectiva interacción de habla. Los actos de habla no son sólo abstractamente apropiados con respecto a un contexto Pragmático, sino aceptables (o no) en una real situación comunicativa (Van Dijk 1981). En el presente artículo intentaremos abordar los diversos elementos que intervienen en una adecuada aproximación a los actos de habla discursivos, así como su tratamiento, mediante estrategias y perspectivas analíticas, centradas en el problema de encontrar el real dominio de los actos de habla en el discurso, pero del discurso vivo, es decir, en el acto mismo en el que interactúan sus componentes psico- socio- lingüísticos. Sólo a través de la conjunción de estos elementos nos encontramos frente a una real situación comunicativa, y por ende, en el campo de la Pragmática empírica que interesa a Van Dijk.
Un estudio empírico de los actos de habla, nos conducirá necesariamente a observarlos en la dimensión específica del discurso, puesto que se entiende por discurso, tanto una forma específica del uso del lenguaje, como una forma específica de interacción social. Así, el discurso se interpreta como un evento comunicativo completo en una situación social. Lo que distingue el análisis de discurso de la gramática de la oración es que el análisis de discurso en la práctica se concentra específicamente en los fenómenos detrás de la oración. Obviamente, las palabras y oraciones declaradas son una parte integral del discurso, pero el discurso no se encuentra en sí mismo sólo en el conjunto de palabras y oraciones expresadas en el texto y el habla. Como empíricamente hablando, el significado del discurso es una estructura cognitiva, hace sentido incluir en el concepto de discurso no sólo elementos observables verbales y no verbales, o interacciones sociales y actos de habla, sino también las representaciones cognitivas y estrategias involucradas durante la producción o comprensión del discurso (Van Dijk 1989). Es decir que nos interesa observar el discurso como un factor dinámico de nuestras interacciones sociales, pero dicho dinamismo no implica una falta de esquematización o normas identificables en él, y que nos permitan encontrar modelos para su interpretación y análisis.
Un estudio adecuado de las relaciones entre el discurso y la sociedad, presupone que el discurso se localiza en la sociedad como una forma de práctica social o de interacción de un grupo social. Estos estudios deben profundizarse a través de la explicación de qué propiedades del texto y el habla condicionan cuáles propiedades de las estructuras sociales, políticas y culturales, y viceversa (Van Dijk 1993a).
Entonces, en primer lugar, podríamos comenzar por un análisis del discurso de tipo semántico, el cuál nos facilitaría observar cuál es el lugar que le asignamos a las propiedades presentes en nuestras estructuras sociales, y como el situar a los demás, a lo demás y a nosotros mismos dentro del esquema social en que estamos insertos, se refleja en las estructuras discursivas manifestadas en el texto y el habla.
En el sentido más extenso, la semántica es un componente teórico dentro de una teoría semiótica más amplia acerca de comportamientos significativos simbólicos. El concepto más general utilizado para denotar el objeto específico de la teoría semántica es el concepto de "interpretación". Las interpretaciones son operaciones o procesos de atribución. Lo que es atribuido por las operaciones de interpretación son objetos semánticos de varios tipos. Un objeto semántico es el significado. Así, la interpretación de un discurso es la atribución de significados a las expresiones del discurso (Van Dijk 1985a).
El tipo de interpretación mediante la cual el significado es atribuido a las expresiones es usualmente llamado intencional. Además de estas interpretaciones intencionales, también tenemos interpretaciones extencionales las cuales dependen de las interpretaciones intencionales, es decir, las expresiones con un significado dado (significado intencional) pueden referirse o denotar algún objeto o propiedad en el mundo (significado extencional) (Van Dijk 1985a).